Con el buen tiempo y el inicio de la operación bikini nos hemos propuesto volver a correr o empezar a correr para hacer algo de deporte, perder kilos y estar en forma.
Cómo empezamos a correr puede parecer una pregunta abrumadora o intimidante, especialmente si nunca lo hemos intentado antes, o si nuestra experiencia se limita a cuando corríamos por el patio del colegio en las clases de educación física.
Cuando eres nuevo en la carrera, cada minuto puede parecer una hora, y la idea de correr un kilómetro completo sin detenerte puede parecer abrumadora.
Pero correr no tiene por qué ser como un examen, los entrenadores recomiendan siempre un enfoque más gradual y personalizado. Debemos empezar con una caminata rápida, progresando a nuestro propio ritmo. Y una vez que cogemos la rutina empezamos a notar sus beneficios, como es el alivio del estrés o una mejor salud del corazón.
Pero no debemos calzarnos unos zapatos de deporte cualquiera y empezar a correr. Correr, por un lado, está muy bien en la práctica, pero por otro lado, también implica un alto de riesgo de lesión. Sufrir una lesión es uno de los riesgos más temidos de cualquier deportista, ya sea profesional o aficionado.
Tanto los tendones como los músculos son tejidos que responden a la carga es decir, cuanto más carga se les va aplicando de manera progresiva, el tejido evoluciona para adaptarse a esa carga de trabajo. Una adaptación a la carga tanto positivamente, es decir, si la incrementamos, como negativamente, es decir, si cesa el entrenamiento.
Por ejemplo, no podemos empezar en el gimnasio y el primer día levantar pesas de 100 kilos, nuestros tejidos no están adaptados a ese peso y lo mismo pasa exactamente con la carrera.
Tanto los músculos de la pierna como del pie están adaptados a una carga y la pausa de esta carga continuada debido a los días de inactividad, va a hacer que volvamos casi, casi al punto de partida.
Otro de los factores a tener en cuenta es el sobre entrenamiento, en el gimnasio si el primer día nos ponemos a levantar pesas de 100 kilos muy posiblemente nos lesionemos ya que tanto nuestra musculatura como nuestros tendones no están adaptados a estos pesos excesivos.
Y correr es muy parecido, no podemos correr el primer día durante horas, si lo hacemos muy probablemente nos vamos a sobrecargar y nos vamos a lesionar.
Para prevenir lesiones primero debemos aprender a correr bien, aunque parezca mentira, la gran mayoría de la población no sabe correr bien y tenemos que entender que correr es un deporte que implica un gesto deportivo determinado y mucha gente desconoce cuál es el gesto deportivo correcto para el tipo de carrera que practica.
No es lo mismo el gesto de carrera que va a tener un velocista que un fondista o un maratoniano por ejemplo, un corredor profesional de velocidad va a tener un momento de supinación mayor para que su pie sea mucho más reactivo.
Antes de empezar a correr debemos prepararnos de manera adecuada ya que un calentamiento va a ser esencial para que nuestros músculos comiencen a adaptarse a una carga de trabajo liviana y prepararse para la actividad física que va a seguir. De igual modo que es importante calentar al principio lo es estirar al final de correr.
Algo que es vital para todo corredor e incluso para cualquier persona en su día a día, es el uso de un calzado adecuado, no existe un calzado genérico que le vaya bien a todas las personas, cada calzado debe ser elegido dependiendo de la persona y el tipo de actividad que vaya a realizar y la superficie en la que realice la actividad.
No se puede recomendar un calzado igual para todo el mundo, aunque sí que hay una serie de elementos que deberíamos tener en cuenta a la hora de elegir el calzado que vamos a emplear en nuestra actividad.
Por ejemplo, debemos optar por una zapatilla que tenga una buena sujeción de talón y un poco de drop, el concepto de drop es la diferencia de altura entre el talón y la zona de antepie siendo esta no superior a 5 centímetros, es decir entre 5 y 3 centímetros aproximadamente y por supuesto una suela con buena amortiguación, un buen sistema de atado que sujete bien el pie.
Un buen consejo es empezar a correr poco a poco y escuchar a nuestro cuerpo durante el ejercicio, si notamos molestias o dolor con la actividad deportiva deberemos parar y buscar la ayuda de un especialista