
La ictioterapia se puso de moda hace unos años en España y consiste en la exfoliación de los pies mediante el uso de unos peces llamados Garra rufa. Es una terapia muy sencilla que consiste en sumergir los pies en una pecera llena de estos peces que succionan las células muertas de los pies.
Hasta aquí la teoría, pero en la práctica muchos centros que ofrecen este servicio no cumplen con unas mínimas medidas de higiene necesarias en las peceras.
Por otra parte, los peces Garra rufa son originarios de algunos ríos de la región de Eurasia y son una especie protegida en su medio natural. Para la ictioterapia se utilizan ejemplares criados en cautividad en piscifactorias de Tailandia y de Israel.
Existe una solución más barata que pasa por utilizar peces de imitación de procedencia china, el Chin Chin que a diferencia de los Garra rufa, tienen unos pequeños dientes por lo que muerden las pieles muertes, con el riesgo de infecciones.
El escenario ideal para la ictioterapia son peceras perfectamente higienizadas con un flujo constante de agua y peces diferentes para cada persona, evidentemente comercialmente hablando esto no es viable.
La mala práctica de algunas personas vinculadas con este negocio hace que todos los que nos dedicamos al cuidado de los pies sospechemos sobre este tipo de establecimientos en el que se hacinan los pequeños peces mordedores.
La pedicura con peces tiene una serie de riesgos para la salud así lo ha manifestado la Agencia de Protección a la Salud británica que incluso afirma que un mal uso de estos animales puede propagar el virus del VIH y la hepatitis C.
El organismo de salud británico advierte a sus ciudadanos que el riesgo de infección para los usuarios es bajo pero no se puede descartar.
El principal motivo esgrimido por la agencia es debido a que las peceras donde viven estos peces contienen unos microorganismos que podrían traer problemas de bacterias y existe el riesgo de que un paciente de VIH o hepatitis transmita al siguiente usuario de la pecera alguna de estas enfermedades.
La Agencia de Protección a la Salud asegura que si siguen los procedimientos de higiene correctos, el riesgo de infección es muy bajo y recomienda cambiar el agua después de cada uso y esterilizar la pecera. Algo complicado en una pecera llena de peces.
También recomienda que se prohíba este tratamiento a personas con hongos, cortes o heridas abiertas en los pies antes de meterlos en el agua, algo lógico pero si han tenido que hacer esta recomendación será por algo.