Una de las tradiciones más arraigadas en la ciudad de Valencia es su Semana Santa Marinera en la que las diferentes Cofradías, Hermandades y Corporaciones llenan esta emblemática zona de Valencia de actos, desde el jueves previo al Viernes de Dolores.
Son actos muy significativos pero que someten a los pies de los participantes a una dura prueba con largas caminatas, en algunos casos incluso soportando un gran peso y horas de espera sin sentarse.
Por eso es importante mantener nuestros pies en óptimas condiciones y acudir a un clínica podológica ente cualquier duda. La prevención en la mayoría de las ocasiones nos librará de dolencias y lesiones posteriores.
5 Recomendaciones para la Semana Santa Marinera:
- No estrenes calzado para estos días, el zapato nuevo puede jugarnos una mala pasada, lo idóneo es acostumbrarnos al zapato de forma progresiva. Si es un calzado necesario para procesiones, cofradías, cuadrillas, agrupaciones, costaleros, etc. Lo mejor es comprarlo por la tarde, cuando los pies están más hinchados.
- Si el calzado lo permite, usar calcetines de fibras naturales, sin costuras ajustadas, un calcetín muy ajustado o excesivamente grande puede producir ampollas u otras afecciones.
- Después de los actos religiosos podemos descansar los pies con friegas y baños relajantes, pero siempre con agua templada, sin exceder el tiempo y siempre secando muy bien los pies, especialmente entre los dedos. Igualmente debemos mantener los pies perfectamente hidratados y usar un jabón adecuado a la acidez de la piel.
- Si se va a participar en los actos de Semana Santa como costalero se recomienda realizar con anterioridad un estudio de la marcha, para descartar lesiones en pies y columna. La columna y los pies son las partes del cuerpo más castigadas por el peso que reciben y es habitual presentar dolor en el talón y en el antepié, lo que se conoce como talalgia y metatarsalgia debidos al peso soportado que provoca inflamación articular
- Recomendamos no participar descalzo en cualquier acto de la Semana Santa dado el peligro de heridas e infecciones a las que se exponen los pies y el riesgo añadido de clavarse cualquier objeto extraño.