
La situación actual bajo el contexto de la Covid-19 no debe implicar el descuido de la salud general y, en concreto, la de los pies. Algunas parcelas de la vida diaria han vuelto a una relativa normalidad como la vuelta de los niños a los colegios y guarderías. Debemos prestar atención a los pies y al calzado de los más pequeños de la casa, es más importante cambiar de calzado que de mochila. La elección de los zapatos es de gran importancia como un elemento más de la salud de los niños.
Insistimos en que la función del calzado es la de proteger y abrigar el pie frente a frío y agresiones externas, pero no debemos de ninguna manera, aprisionarlos ni apretarlos por que estaremos disminuyendo los estímulos tanto intrínsecos del propio movimiento, posición y equilibrio como los externos del medio con el que contacta el pie.
¿Cómo tienen que ser los zapatos para los niños entre los 12 meses y los 3 años?
- La distancia de margen dentro del calzado debe ser de aproximadamente unos 10 mm más que el tamaño del pie.
- La puntera debe ser redonda o cuadrada y redondeada por los laterales.
- Además debe estar cerrada y con cierta rigidez para proteger los dedos.
- El material el corte debe ser flexible, proteger del frío y transpirable. Evitar productos plásticos o similares que reducen la transpiración.
- El cierre debe debe ser con una lengüeta de piel suave y tener cordón o velcro para mejorar la sujeción del zapato y mantener el talón dentro.
- La suela debe de ser plana y no debe de ser muy blanda pero si flexible en la zona de los dedos y con rugosidad suficiente como para ejercer fricción contra el suelo y evitar resbalar.
- El tacón que tiene que llevar ha de ser de máximo entre 3 y 5 mm progresivo.
- El forro debe ser suave, blando y sin costuras. Se desaconseja la inclusión de un contrafuerte rígido o de elementos anatómicos dentro de la plantilla interna.
¿Qué elementos debemos evitar?
Los niños cuando se empiezan a poner de pie y dan sus primeros pasos presentan una marcha irregular con grandes problemas para mantener el equilibrio. Es un error pensar que debemos de poner un zapato rígido con contrafuertes y caña alta (tipo bota) para dar mayor estabilidad. Si hacemos esto, lo que estaremos es todavía debilitando más el pie por que estamos anulando la función de los ligamentos y los músculos que tienen que aprender a estabilizar el pie.
Para esta edad de desarrollo se recomienda que los zapatos no sobrepasen los huesos del tobillo o también llamados maléolos. Y es esencial que el niño siga caminando descalzo por terrenos diversos como arena, prado, tierra… eso hace que el pie reciba estímulos generadores de reflejos y trabajo de la musculatura.
Gracias por las recomendaciones. Es vital que nuestros hijos tengan un buen calzado adapto a ellos para desarrollarse correctamente. Buen trabajo.