Verrugas plantares o papilomas
Llega el verano y con él comienza la temporada de piscinas, de ir descalzos por superficies húmedas, de duchas públicas… y de los peligros que esta práctica tiene para nuestros pies.
Entre estos peligros encontramos los papilomas o verrugas plantares. No debemos confundirlos con callos o cuerpos extraños que nos podemos clavar al ir descalzos.
Los papilomas, en término general se refieren a un tumor benigno de células epiteliales que crece con proyección externa a semejanza de frondas muy pequeñas. Pero exactamente hablamos del virus del papiloma humano y de unas verrugas víricas que aparecen en la planta de los pies.
Los papilomas son más frecuentes en niños y jóvenes que en adultos aunque pueden darse en personas adultas que presenten unas defensas bajas y en este caso son más vulnerables al virus.
El culpable de las verrugas plantares es el virus del papiloma humano. Estas verrugas son como pequeñas lesiones que aparecen en las plantas de los pies, tienen la apariencia de una coliflor y pueden tener pequeñas manchas negras en su superficie, por eso algunas personas creen que se han clavado algún objeto.
Su forma de contagio más común es en baños y piscinas públicas o comunitarias. El contagio se produce por contacto de piel con piel, aunque también se puede contagiar con contacto con los lugares en lo que el virus puede permanecer durante algún tiempo.
Las verrugas plantares pueden llegar a ser muy dolorosas según el subtipo de virus que hemos contraído, el tiempo de evolución y su localización. Si no se trata a tiempo en un niño puede provocarle grandes dolores e incluso alterar su forma de andar.
Hay diversas opciones para eliminar las verrugas plantares pero siempre la mejor opción es que un especialista os aconseje el mejor tratamiento.
Desde el Instituto Valenciano del Pie siempre recomendamos el uso de escarpines en cualquier instalación pública de baño. A su vez debemos secarnos muy bien los pies tras el baño, con especial atención en los espacios entre los dedos y con el uso de sandalias en todo momento, nunca se debe pisar con el pie descalzo una superficie comunitaria húmeda como una ducha.
Y debemos revisar de forma periódica los pies de los más pequeños para detectar cualquier anomalía, si detectamos cualquier síntomas debemos acudir lo antes posible al especialista en nuestros pies y no dejar que el niño o joven se vuelva a bañar.