Muchos padres se esfuerzan erróneamente en calzar a los niños incluso en etapas pres andantes. Solo necesitamos recurrir a la simple observación para comprobar que calzar a un bebé es un gran error. Si les dejamos, veremos como son los propios bebés los que a partir de los 8 a 9 meses, se quitan ellos mismos los zapatos y si nos descuidamos, los calcetines.
Están en plena fase de exploración de su cuerpo, están descubriendo sus pies y quieren verlos y tocarlos. Los zapatos solo hacen que impedirlo.
Cuando son algo mayores, con 2 a 3 años, vuelven a quitarse los zapatos a la mejor ocasión. En esta edad se inicia una fase de conocimiento del medio y de su entorno. Quieren sentir el suelo que pisan y los zapatos son una barrera que se lo impide.
Por desgracia, la costumbre de descalzarse acaba por desaparecer y terminan aceptando el llevar zapatillas en casa. Aunque siempre quedan excepciones y es fácil encontrar niños ya mayorcitos que se descalzan a la mejor ocasión.
No debemos tratar de convencer a los niños que lo correcto es estar calzado en casa o tendrán los pies fríos y cogerán un resfriado.
Nuestros pies son todo un milagro de la evolución, una herramienta casi perfecta formada por 26 huesos, 33 articulaciones y tendones, músculos y ligamentos.
Una herramienta diseñada para caminar por casi cualquier terreno.
No estamos diciendo que nos olvidemos de los zapatos, todo lo contrario. El zapato nos sirve para proteger el pie de las inclemencias del tiempo, de sufrir una herida, de infecciones… etc.
Unos peligros que no tenemos en nuestros hogares. Si hace frío irán igualmente protegidos con unos gruesos calcetines antideslizantes. Y además, el andar descalzo permite que el niño fortalezca la musculatura del pie y del tobillo.
Incluso hay un estudio de 2007 de Isabel Gentil, Profesora Titular de la Escuela Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid, que relaciona niños descalzos igual a niños más inteligentes que afirma que el movimiento físico y el estímulo sensorial del bebé a través de los pies descalzos es factor de aceleración de maduración, del desarrollo propioceptivo y del desarrollo intelectual del niño.
Ahí lo dejamos.