Contenido
Cuando corremos estamos sometiendo a nuestros pies a una dura prueba. Carreras de larga distancia para entrenar un maratón, carreras de montaña por senderos de gravilla o simplemente carreras ligeras por el parque de una ciudad, estamos sometiendo a nuestros pies a unas duras condiciones.
Nuestros pies son una maravilla de la evolución y están perfectamente adaptados para estas duras pruebas, pero no siempre están bien cuidados y están acostumbrados a ligeros paseos por la ciudad en cómodo calzado.
Por lo tanto, no debe sorprende que algunas de las lesiones más comunes que pueden tener los corredores estén relacionadas con los pies. Lesiones como la fascitis plantar o la tendinitis pueden obstaculizar seriamente la rutina de carrera del runner.
También debemos agregar a los problemas más comunes a nuestra amiga, la ampolla.
Si bien es probable que sus implicaciones a largo plazo no sean tan graves, pueden dejarnos durante unos días sin poder correr o incluso complicarse.
El principal problema cuando se forma una ampolla es el dolor que se produce al seguir rozando la zapatilla con la ampolla. Para evitar el dolor de la ampolla, algunos corredores incluso cambian su peso al correr para tratar de evitar agravar la ampolla, lo que interfiere en su rendimiento e incluso provocar lesiones.
¿Por qué correr causa ampollas?
Lo más probable es que hayas tenido una ampolla en algún momento, la causa más habitual es por caminar con zapatos de vestir demasiado ajustados durante demasiado tiempo.
Una ampolla es exactamente un área elevada de la piel llena de líquido transparente. Es un mecanismo de defensa del cuerpo humano consistente en una inflamación, palpable y circunscrita, llena de líquido linfático y otros fluidos corporales, que se forma en la epidermis. Esta lesión se forma para proteger el tejido tegumentario interior. Se conocen técnicamente con el nombre de ampollas si son mayores de 0,5 cm de diámetro y como vesículas o flictenas si su tamaño es menor.
Cuando corremos, las zapatillas muy apretadas y los puntos de presión de los huesos de los pies cerca de la superficie de la piel suelen ser los culpables, ya que causan roces repetitivos de estas capas de piel. Nuestro cuerpo responde ante esto formado una burbuja de líquido claro y acuoso entre las capas de la piel para ayudar a reducir el daño tisular y promover la curación.
¿Qué debes hacer cuando te sale una ampolla?
Las ampollas no producen dolor, es el líquido atrapado dentro de la ampolla que ejerce presión sobre la piel lo que provoca el dolor que se siente. Cuando te sale una ampolla seguro que surge una duda muy habitual. ¿Explotar o no explotar?
Desafortunadamente, no hay una respuesta clara y hay expertos en ambos lados del problema. Por ejemplo, la Academia Estadounidense de Dermatología recomienda no reventar una ampolla en la mayoría de los casos para evitar infecciones, pero también reconoce que, si la ampolla es grande y muy dolorosa, puede ser necesario drenarla.
Recuerda que, si tienes diabetes o mala circulación, siempre debes consultar con un médico antes de autotratarte cualquier ampolla, ya que puede producirse una infección y ulceración.
El líquido de la ampolla es líquido linfático, es un líquido claro pobre en proteínas y rico en lípidos. Se diferencia de la sangre en que no transporta oxígeno y carece de hemoglobina y glóbulos rojos, las únicas células que contiene son los glóbulos blancos. Puede contener microorganismos que, al pasar por el filtro de los ganglios linfáticos, son eliminados.
Lo idóneo es no reventar la ampolla, simplemente añadimos una capa adicional como un apósito para protegerlo y evitar fricciones dolorosas cuando corres. Con el apósito acolchado que podemos comprar en cualquier farmacia se consigue que la fricción y la presión se transfieran al apósito y podamos seguir corriendo.
Si la ampolla te genera mucho dolor y es necesario que se explote, lo mejor es primero limpiar el área con un antiséptico y usar un instrumento estéril para drenar el líquido. Lo idóneo es pinchar en la parte más baja de la ampolla para que la gravedad permita que continúe drenándose. Después aplicaremos un poco de crema antibiótica para evitar infecciones y luego cubriremos la ampolla del pie con un apósito.
También puedes acudir a tu clínica podológica para que realicen este procedimiento y especialmente si notas que la zona de la ampolla se pone roja, caliente, hinchada o ves pus.
La mejor manera de prevenir las ampollas es tomar medidas para evitar que cualquier roce o fricción convierta un área de irritación en una ampolla.
Estos consejos te ayudarán a conseguirlo.
Cuidado con los calcetines que usas para correr.
Algunos calcetines pueden parecer suaves y cómodos, pero también pueden ser el caldo de cultivo perfecto para las ampollas en los pies.
Los calcetines que absorben el sudor y se mantienen húmedos son los peores, porque aumentas la hinchazón y la fricción. Debemos optar por calcetines que absorban el sudor como los calcetines de lana, perfectos cuando corremos en invierno, o los confeccionados con materiales o mezclas de lana, poliéster, nylon, spandex y teflón.
Deja la humedad fuera.
Aunque corras en invierno, tus pies pueden humedecerse y esa humedad puede conducir a la fricción que puede desencadenar una ampolla. Una forma de reducir estoo es espolvoreando un poco de polvo de talco antimicótico en los pies antes de ponerse los calcetines para eliminar la humedad.
Asegúrate de que tus zapatillas son de tu talla.
Las zapatillas ajustadas pueden aumentar las posibilidades de ampollas porque imparten más presión y fricción en los pies. E incluso las zapatillas que no parecían ajustadas pueden comenzar a sentirse incómodas mientras corres.
A medida que aumenta el recorrido los pies se hinchan durante la carrera, por eso lo mejor es acudir a un experto, que te ayudarán a elegir la mejor talla, el zapato debe dejar espacio suficiente para la hinchazón del pie, especialmente en los corredores de larga distancia.
Pruebe tus zapatillas en casa
Cuando te compras zapatillas nuevas, lo mejor es que te las pruebes en casa, antes de empezar a correr.
Debemos usar las zapatillas de deporte en casa con los calcetines para correr y así veremos si hay áreas que se están friccionando y nos podrían crear una ampolla cuando empecemos a correr.
Lubrica
La piel seca es casi tan dañina como la piel húmeda por el sudor, ya que puede agrietarse y crear más puntos de fricción y presión e infectarse.
Por eso, si notas la piel muy seca necesitaremos lubricar la piel con un lubricante artificial para reducir la fricción en los puntos de presión sobre el pie.
Cambia el patrón de cordones.
Si tienes especial propensión a que te salgan ampollas en la parte superior del pie podrías tener que cambiar el patrón del cordón de la zapatilla para quitar la presión de los cordones del área en cuestión. Puede incluso omitir encajes o buscar diferentes patrones para atarte los cordones.
Adelántate a las ampollas
Ser proactivo puede ser la clave para evitar que nos salgan ampollas, si estamos corriendo y notamos algún roce, lo mejor es parar y ver cómo solucionar el problema.
O si estás corriendo en condiciones húmedas, con lluvia o charcos, lo mejor es llevar un par extra de calcetines para que puedan cambiarse si fuera necesario.