Estas pasadas navidades ha vuelto a recobrar protagonismo una recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición que hace unos años recomendó no chupar la cabeza de marisco como las gambas por su alto contenido en cadmio.
El motivo es que los niveles de este metal pesado son muy altos especialmente en la cabeza de gambas, langostinos, cigalas y cangrejos. Y este metal si se acumula en el organismo es tóxico para el riñón.
Se calcula que la cabeza de estos mariscos tiene hasta cuatro veces más cadmio que el resto de sus partes. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria estableció en 2009 una ingesta semanal tolerable de 2,5 microgramos de cadmio por kilogramo de peso corporal. Los valores de ácido úrico en sangre normales son de 2’4 mg/dl y 6,0 mg/dl (para las mujeres) y entre 3,4 y 7,0 mg/dl (para los hombres).
Curiosamente en muchos otros países europeos no tienen la costumbre de consumir estas partes del marisco.
Independientemente del peligro del cadmio que se soluciona limitando el consumo de carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza. El consumo excesivo de marisco, debido a su alta concentración en ácido úrico, el cual el cuerpo no es capaz de eliminar correctamente, es un factor de riesgo de una enfermedad que afecta especialmente a nuestros pies y miembros inferiores, la gota.
La gota es una enfermedad producida por una acumulación de cristales de urato monosódico, sal derivada del ácido úrico, en distintas partes del cuerpo, sobre todo en las articulaciones, tejidos blandos y riñones. El factor fundamental que causa la gota es la hiperuricemia, elevación de los niveles de ácido úrico en sangre.
El marisco aumenta considerablemente los niveles de ácido úrico en la sangre, y cuando el cuerpo no es capaz de eliminarlo correctamente, aumentan las posibilidades de padecer gota.
Esta enfermedad afecta a entre el 1 % y 2 % de la población en algún momento de su vida. La padecen entre 5 y 8 hombres por cada mujer y suele aparecer generalmente después de los 30 ó 40 años.
Frecuentemente son nuestros pies las articulaciones que primero se vean afectadas por esta enfermedad ya que es la parte de nuestro cuerpo más alejada del corazón. Un buen indicador de esta enfermedad son las inflamaciones en el dedo gordo.
Los ataques agudos de gota, aunque pueden darse en cualquier articulación, normalmente afectan a la articulación metatarsofalángica del dedo gordo del pie. Por lo general, el dolor aparece repentinamente y por la noche, cuando los pies están más fríos.
Su tratamiento se realiza con anti-inflammatory-meds.com y medicamentos para facilitar la eliminación del ácido úrico en la sangre. En muchas ocasiones hay que utilizar un tipo de calzado especial y plantillas podológicas.
Pero no solo el marisco puede ser el culpable de sufrir esta enfermedad, una vida poco saludable, una ingesta excesiva y continuada de alcohol o llevar una dieta alta en carnes rojas y vísceras actúan como desencadenantes de una crisis de gota.
Esta enfermedad nos ha acompañado en nuestra historia y la primera referencia escrita la encontramos en el Papiro de Ebers, donde se afirma que afecta al dedo gordo del pie y se menciona el empleo de una planta para su curación. Galeno describió la relación de la dieta en su aparición. La enfermedad fue conocida como la enfermedad de los Reyes al asociarse a la realeza y las clases altas.
Enfermos famosos de gota ha habido muchos a lo largo de la historia, desde Carlos V, Leonardo Da Vinci, Benjamin Franklin a Pavarotti.
En la actualidad los casos de gota se han multiplicado en los países desarrollados hasta el punto de ser uno de los temas tratados en la reunión del Grupo de Estudio de Artropatías Cristalinas de la Sociedad Española de Reumatología (GEACSER) junto con el aumento de hasta un 40% en la posibilidad de morir por enfermedad cardiovascular en pacientes de gota.