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La introrrotación de la marcha
Seguro que los has notado muchas veces, al empezar a ver andar de tus hijos o al ver a otros niños en la guardería, algunos niños tienden a caminar con la punta de los pies hacia dentro. Esto es lo que en podología conocemos como intrarrotación.
Esta condición en los niños pequeños es relativamente común y puede darse en uno o ambos pies. Existen varias causas que pueden generar que se produzca la intrarrotación según la edad del niño.
De 0 a 12 meses.
Debido a la colocación del feto. Muchas veces los bebés nacen con intrarrotación por su colación en el útero de la madre. En estos casos se conoce como metatarsus adductus. Cómo el niño aún no anda no podemos hablar estrictamente de intrarrotación de la marcha, pero podemos comprobar si nuestro bebé sufre esta patología si la parte delantera del pie de su bebé en descanso gira hacia adentro o si el lado exterior del pie del niño está arqueado como una media luna.
Si los padres descubren que el niño cumple estas condiciones no hay que alarmarse ya que en la mayoría de los casos se solucionará por si solo antes de que el niño cumpla sus primeros meses.
Solo debemos preocuparnos y quizás tengamos que recurrir a un tratamiento específico en casos de metatarsus adductus severa que incluso se puede acompañar de deformidades en el pie.
De 24 a 36 meses.
Si pasados los dos años el niño presente intrarrotación de la marcha puede ser culpa por una deformación hacia dentro de la tibia. Es lo que técnicamente se conoce como torsión tibial interna y no debemos preocuparnos excesivamente.
Aunque debemos acudir a un podólogo para que examine al niño, en la mayoría de los casos esta afección suele mejorar con el tiempo y no necesitará un tratamiento específico normalmente.
De 3 a 8 años.
A partir de los 3 años ya entramos en una franja de edad de mayor preocupación. En la mayoría de los casos con estas edades suele presentarse la intrarrotación por una deformación hacia dentro del fémur que obliga que las rodillas y los pies se señalen hacia dentro al caminar. Aunque debemos acudir a un podólogo para que examine al niño lo normal es que sin necesidad de tratamiento el fémur recupere su posición sin recurrir a otros tratamientos.
A partir de los 10 años.
Cuando la intrarrotación de la marcha no se ha corregido por si sola es cuando debemos tomar medidas para corregir este problema. En algunos casos deberemos recurrir a la cirugía cómo último recurso.
En resumen, los padres no deben preocuparse si sus hijos presentan una intrarrotación de la marcha en edades tempranas, el problema suele corregirse de forma natural. Aunque siempre será recomendable que un podólogo realice el seguimiento del niño.
Los niños con un problema de intrarrotación pueden realizar una vida totalmente normal y disfrutar con cualquier deporte o actividad física. No es una afección que vaya o pueda afectar a su crecimiento posterior. Lo único es que debemos estar atentos y ante cualquier síntoma de que la intrarrotación empeore deberemos acudir al podólogo.