Cuando nos duchamos generalmente destinamos toda nuestra atención y el gel de ducha a determinadas partes de nuestro cuerpo. Por desgracia es habitual olvidarse de nuestros pies por su situación y por lo complicado que puede resultar su limpieza en ciertas duchas.
Es posible que se te olvide totalmente lavarte los pies pero su potencial de olor puede ser tan alto como las áreas a las que dedicamos toda nuestra atención. Los pies, al estar en la parte inferior de tu cuerpo, técnicamente se lavan con el agua y el jabón que les llega pero esto no es suficiente.
Es necesario lavarse regularmente pies, la parte superior, los costados y la parte inferior, con agua y jabón cómo una forma fácil de evitar que nos huelan.
En los pies hay 250.000 glándulas sudoríparas, las responsables de emitir el sudor. Pero el sudor no es causante de mal olor, el problema es cuando se mezcla sudor con bacterias. Las bacterias se alimentan de los productos de desecho que salen de las glándulas sudoríparas y producen olor a medida que se acumulan.
El lavar vigorosamente los pies ayuda a eliminar las células muertas de la piel y ayuda a exfoliar los pies.
Lavarse los pies regularmente impide que los patógenos se acumulen en la piel de su pie y aún más si frecuentamos ambientes húmedos como gimnasio o piscinas públicas.
Uno de los peligros de la falta de higiene es la infección por estafilococos, las bacterias estafilococos se encuentran naturalmente en la piel, pero si esta bacteria encuentra una vía de acceso como un pequeño corte puede provocar una infección que puede ir de leve a mucho más grave.
No lavarse los pies es dejar abierta una puerta de invitación hacia una infección por estafilococos.
Otro de los grandes peligros es el llamado pie de atleta, una infección micótica común que las personas tienden a contraer cuando caminan descalzos en lugares húmedos y públicos. Esta infección puede causar una serie de síntomas desagradables como picazón, erupción, escamas en la piel y grietas en las plantas de los pies y entre los dedos.
Se previene de forma fácil con la utilización de chanclas y lavándonos bien los pies en la ducha y secándolos de forma concienzuda. Otro de los problemas de la falta de higiene son las verrugas plantares.
Técnicamente, puedes sufrir todos los problemas descritos aunque tengamos una buena higiene de los pies, pero lavarse los pies regularmente disminuye las probabilidades de que los patógenos puedan causar problemas. Cuanto más regularmente te laves los pies, menos probabilidades habrá de que los virus, hongos y bacterias infecten tu piel.
Sin embargo, no hay una regla establecida sobre la frecuencia con la que debes lavarte los pies.
Realmente depende de tu estilo de vida y hábitos. Si te duchas una vez al día y nunca has tenido problemas con los pies, sólo tendrás que acordarte de prestar atención a tus pies en tu ducha diaria.
Si realizas deporte de forma habitual, tienes una sudoración excesivas o pasas muchas horas en ambientes húmedos deberás aumentar la higiene diaria y levarte los pies con mayor frecuencia.