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Llega el verano, las vacaciones para la mayoría y los días de playa, el destino elegido por muchos de nuestros pacientes. Y con la playa una de nuestras costumbres favoritas, los largos paseos por la orilla de la playa. Pero, ¿realmente es una buena costumbre para nuestros pies? Os lo contamos.
Consejos prácticos antes de caminar por la orilla de la playa
Lo primero que hay que tener en cuenta es que se deben evitar las horas centrales del día para caminar por la playa optando por caminar de buena mañana o al final del día. Con ello el sol incidirá menos en nuestros pies y la temperatura de la arena será mucho menor.
Y aunque caminemos cuando el sol es menos fuerte no debemos olvidarnos de aplicarnos crema solar, especialmente en el empeine e incluyendo el dorso de los pies, ya que incluso esta zona del pie puede sufrir quemaduras solares.
Al caminar debemos prestar atención dónde pisamos, la playa puede estar llena de peligrosos objetos para nuestros pies y no es difícil sufrir un pequeño corte o lesión por una concha afilada o un vidrio arrastrado por la marea.
Caminando por la orilla de la playa
Al empezar a caminar siempre optaremos por las zonas donde la arena presente una mejor consistencia y el pie no se hunda al caminar. Con esto evitaremos el aumento de la tensión muscular y del problema de la inestabilidad.
Recuerda, al caminar por la playa elige siempre el recorrido por donde la arena se más compacta y estable.
El problema de caminar por la orilla de la playa es que las zonas donde la arena es más compacta suelen tener una mayor inclinación. La orilla de la playa no es plana, por lo que al caminar por ellas estamos obligando a nuestros pies a caminar en una angulación en la que no estamos acostumbrados y una de nuestras piernas aguanta más peso que la otra. Esto no es nada bueno para nuestros tobillos ni para nuestras articulaciones.
Pero esta inclinación puede cambiar mucho de una playa a otra e incluso una misma playa puede sufrir alteraciones.
En resumen, no debemos abusar de las largas caminatas por la playa. Puede que para algunas personas con ciertas características o lesiones sea una práctica recomendable pero justamente lo contrario para otras personas.
Para salir de dudas, lo mejor es acudir a un podólogo que pueda descartar cualquier posible lesión por la realización de esta práctica tan normal en nuestras playas.
Caminando por la arena blanda de la playa
Por otra parte caminar por la zona alejada de la orilla, donde la arena es más blanda y suele tener una temperatura más elevada, es una práctica nada recomendable.
La razón es que esta arena al ser tan blanda, forma una superficie irregular e inestable y al caminar sobre ella, nuestros músculos tienen que hacer un gran esfuerzo para mantener la estabilidad, principalmente en la articulación del tobillo.
No estamos acostumbrados a caminar descalzos por lo que al hacerlos sobre la arena de la playa lo hacemos completamente planos y sobre esta superficie tan irregular, nuestro talón suele hundirse, por lo que generamos una gran tensión en nuestra musculatura.
Caminando por la arena dentro del mar
Caminar por la arena dentro del mar es parecido a caminar por la arena blanda. La arena de los primeros metros de mar presenta una superficie muy irregular, con ondulaciones, hoyos, altibajos… por lo que nuestros músculos hacen un gran esfuerzo por evitar que perdamos la estabilidad en cada paso que damos.
Y es fácil terminar clavándonos alguna concha o pequeño objeto que es casi imposible de ver al caminar por el mar.
Niños pequeños descalzos por la arena
Los niños pequeños deben ir descalzos pero siempre evitando las horas centrales del día y con protección solar.
Andar descalzo por la playa es muy beneficioso para ellos, ya que les aporta beneficios físicos y cognitivos, favorece su desarrollo emocional, mejora su postura y evita futuras lesiones.
El contacto con la arena les permite desarrollar la sensibilidad al tacto y a la temperatura de la arena. Además de mejorar la musculatura del pie y les ayuda a formar el arco plantar.