Tenemos interiorizadas las recomendaciones del Ministerio de Sanidad para poder controlar la transmisión de la Covid19. Entre ellas se encuentran el lavado de manos y cuando no sea posible, utilizar gel hidroalcohólico para las manos antes y después de haber tocado cualquier superficie posiblemente contaminada.
Del mismo modo, evitar tocarse la cara, especialmente los ojos, nariz o boca. Y el uso de la mascarilla, desde los 6 años de edad.
Pero, ¿y al entrar en el hogar? ¿Qué hacemos con los zapatos?
En muchos países la respuesta está clara ya que culturalmente siempre dejan los zapatos en la entrada del hogar. En países como Japón, Canadá, o Finlandia es una práctica normal y es impensable entrar en casa y moverte por ella con los mismos zapatos que hemos llevado durante todo el día por la calle.
Lo ideal sería al llegar a casa, limpiar las suelas con una solución de lejía con agua para hacer desaparecer cualquier bacteria o virus, aunque realmente el lavado en la lavadora sería la única opción acertada para una desinfección total del zapato. Aunque es mucho más factible descalzarse al llegar a casa y utilizar unos calcetines limpios y secos para estar por casa.
Antes de la llegada de la pandemia de coronavirus ya se discutía el papel de las suelas de los zapatos en la difusión de las enfermedades. Por ejemplo la Dra. Rachael Lee de la Universidad de Alabama nos recordaba que los gérmenes viven en todo, están en todas partes y simplemente estar rodeado de gérmenes no es suficiente para enfermar. Si así fuera, estaríamos enfermos todo el tiempo.
Dicho esto, las cosas se ponen un poco más escatológicas cuando pensamos en las cosas que hemos podido pisar a lo largo del día paseando por la ciudad, desde fluidos de dudoso origen a excrementos y orines.
Una visita a un baño público es todo un festival para los microbios. Como nos recuerda Meghan A. May, profesora asociada de microbiología y enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva Inglaterra, «El hecho de que se vea un baño aparentemente limpio no significa necesariamente que esté libre de gérmenes, a menos que veamos a alguien limpiando el baño con cloro, es probable que tus zapatos se lleven algún regalito pegado en las suelas.
Los microbios se adhieren a tus zapatos. Así lo confirmó un estudio de 2015 que tomó muestras del entorno microbiano en los zapatos después de haber caminado en varios lugares. Lo que descubrieron fue básicamente que cuando caminas sobre superficies, caminas sobre microbios que terminan en tus zapatos, explica.
Lo contrario también es cierto: lo que hay en tus zapatos termina en las superficies sobre las que caminas.
O por ejemplo, un estudio que ha llevado a cabo el departamento de microbiología de la Universidad de Arizona en Estados Unidos, determinó que en los zapatos hay más bacterias que en un inodoro.
Los investigadores detectaron en el calzado un promedio de 421.000 bacterias diferentes. En el 96% de los zapatos se encontraron las bacterias coliformes, un grupo de microorganismos cuyo hábitat son los intestinos de los humanos y los animales de sangre caliente y que habitualmente tienen presencia en las heces.
Después de analizar los zapatos, los científicos también estudiaron la tasa de transferencia de bacterias que se produce cuando pisamos el suelo de casa. Los resultados revelaron que se depositan entre el 90 y el 99%.
También debemos recordar que no todos los gérmenes son patógenos reales, es decir, microorganismos que causan enfermedades. El simple hecho de llevar los gérmenes a nuestro hogar no significa un desastre para la salud. Realmente depende del patógeno, las personas y el hogar en cuestión.
Por ejemplo el norovirus, puede causar gastroenteritis con síntomas como diarrea, vómitos, náuseas, dolor de estómago, fiebre, dolor de cabeza y dolores corporales y es la principal causa de gastroenteritis en algunos países.
El norovirus puede encontrarse en cualquier baño público y puede permanecer en la superficie del baño durante días o semanas, por lo que es relativamente fácil que acabe en tus zapatos y con ellos en tu casa.
Pero si eres joven y saludable y limpias tu casa una vez por semana, no tiene que haber ningún problema para tu salud. La cosa cambia si esos mismos zapatos caminan por un suelo donde gatea y juega un niño pequeño. El peligro aumenta. Esto también es algo que debe tener en cuenta si hay personas inmunocomprometidas en su hogar, como alguien que recibe quimioterapia o es una persona mayor.
Este efecto puede ser peor si el suelo está alfombrado o con moqueta. Los patógenos generalmente se desempeñan mejor en ambientes húmedos y es más fácil que las superficies duras permanezcan secas que para una alfombra. Además, las alfombras tienden a ser más difíciles de desinfectar y sus hilos actúan como las cerdas de un peine, sacando microbios de sus zapatos mientras camina.
Podemos resumir que por higiene lo mejor es descalzarnos al entrar en casa, especialmente si hay niños pequeños o personas débiles de salud.
Aunque no hay que obsesionarse con las bacterias ya que estamos acostumbrados a convivir con ellas. Es importante mantener ciertos hábitos de limpieza en el hogar y de higiene personal como la ducha y lavarse las manos y pies, que nos ayudará a prevenir la propagación de gérmenes.