Si eres corredor habitual seguro que te has preguntado cuánto duran tus zapatillas de correr. La cantidad exacta de kilómetros que debes recorrer antes de cambiar de calzado es bastante relativa. Varía según los expertos, pero la cifra recomendada está entre 500 a 700 km.
Existen diferentes estudios que vinculan un aumento del riesgo de lesiones con la disminución de la amortiguación del calzado por un uso excesivo. A medida que aumenta el uso y los kilómetros recorridos, desciende la capacidad de absorción del impacto, exponiendo a las articulaciones a una mayor fuerza de choque.
¿Pero cómo podemos saber cuándo kilómetros hemos realizado con las mismas zapatillas? En este caso podemos recurrir a la tecnología y encontramos desde zapatillas con medidores de distancia incluido a varias apps que nos permiten dar de alta el modelo de zapatilla que llevamos y nos avisarán cuando pasamos de los 500 km o el kilometraje indicado.
Las zapatillas son un complemento imprescindible a la hora de correr. Son tan importantes que se calcula que la mitad de los corredores terminan por lesionarse durante el primer año y muchas de estas lesiones están relacionadas por el calzado que utilizan para correr.
El calzado deportivo no puede ser adquirido en base a modas u ofertas económicas. Cada persona que sale a correr presenta una frecuencia de actividad diferente, cambia la superficie del lugar, su experiencia deportiva, los kilómetros globales semanales, cambia su biomecánica, su antropometría, su historial de lesiones, la morfología de su pie… por lo que el escenario ideal pasa por visitar a un podólogo y realizar un estudio de la pisada para prevenir problemas biomecánicos y evitar graves lesiones.
El podólogo también es el profesional indicado para asesorarnos sobre las zapatillas deportivas ideales para nosotros.
Las marcas comerciales cada vez sacan zapatillas con nuevos materiales o tecnologías pero que muchas veces no son las adecuadas para todos los corredores.
En el mercado encontramos zapatillas pensadas para correr rápido pero nefastas para las personas que se están iniciado en este deporte o que nunca han corrido.
Unas zapatillas demasiado usadas significan una pérdida de amortiguación pero también de adherencia o incluso de sujeción del pie.
Primero que nada debemos realizar un examen visual de la zapatilla empezando por la zona de la suela. Esta zona presenta un mayor desgaste y no tardaremos en comprobar cómo el uso termina por arruinar el dibujo y forma original.
Otra de las partes de la zapatilla a examinar visualmente es la zona del talón, una parte de la zapatilla que se desgasta bastante durante el desarrollo de carrera.
Y por último debemos examinar la zona de la mediasuela, una parte muy castigada debido a que se encarga principalmente de la amortiguación.
Debemos aplicar el sentido común y ya bien podemos detectar elementos visuales que nos indiquen el deterioro del calzado y la deformidad de algún elemento o simplemente notar que las zapatillas han perdido agarre, absorción de impactos ..etc.
Correr con las zapatillas gastadas puede tener graves consecuencias para nuestra salud, desde lesiones de relativa importancia como metatarsalgias, fascitis plantares, esguinces o una lesión muscular a lesiones de gravedad en la zona lumbar.