
Son las zapatillas estrella de las zapaterías y cada vez son más habituales en nuestras calles. Hablamos de las zapatillas con plataformas y los creepers. No es que lleven unas suelas un poco más altas de lo normal, son verdaderas plataformas en algunas ocasiones de hasta 7 a 10 centímetros de altura.
Los zapatos creepers tienen su origen en los años posteriores a la Guerra Mundial, los soldados de las bases norteafricanas llevaban botas de lona con suelas duras de goma para aguantar tanto el calor como las condiciones del suelo desértico. Después pasaron a la estética rockabilly y ahora han vuelto a ponerse de moda, pero con una peculiaridad, el tamaño de las suelas de goma es mucho, mucho más alto que en su origen.
Los creepers y las zapatillas con plataforma hacen furor entre los adolescentes desde que diferentes campañas de marketing y su uso por parte de conocidas influencer los hayan convertido en tendencia. Es una moda de las llamadas cíclicas ya que este tipo de calzado se popularizó en los 90 de la mano de las Spice Girls, pero ahora el uso de las redes sociales ha hecho que la moda llegue a una población muy joven.
El problema es que este tipo de calzado no es el más recomendable para los pies de los preadolescentes que los adoran. El pie de un niño de 12 ó 14 años no ha terminado de formarse del todo y todavía no está totalmente conformada la estructura ósea, los ligamentos y los músculos de esta zona.
A las preadolescentes les encanta verse mucho más altas con este calzado pero su caminar con este calzado se ve alterado, se producen anomalías en la marcha que debido a su uso regular pueden ocasionar lesiones.
Incluso el uso regular de este tipo de calzado puede provocar una alteración de la propiocepción, el sentido que informa a nuestro cuerpo de la posición de los músculos, es la capacidad de sentir la posición relativa de partes corporales contiguas, es el sentido que regula la dirección y rango de movimiento, permite reacciones y respuestas automáticas, interviene en el desarrollo del esquema corporal y en la relación de este con el espacio, sustentando la acción motora planificada.
Y con estas plataformas adheridas al calzado se altera este sentido pudiendo provocar lesiones como tendinopatías, alteraciones del crecimiento óseo, esguinces o fracturas de quinto metatarsiano por pisar lateralmente entre otros problemas.
Sin olvidar que al andar tenemos que levantar los pies más de lo normal y este calzado nos impide tensionar el pie y, por tanto, dotarlo de fortaleza, lo que nos provoca también inestabilidad y mayor cansancio.
La recomendación de los podólogos es que este tipo de zapatillas no se utilice como calzado habitual y lo recomendable es usarlas el menor tiempo posible.
Mucho mejor que este tipo de calzado es utilizar en invierno la típica bota con in pequeño tacón no superior a los 3 cm. Este calzado nos proporciona estabilidad, nos aísla del frío y nos permite comodidad y flexibilidad.
Los corredores saben que la base de su entrenamiento son los pies y las zapatillas. Es por ello que los análisis de la carrera pueden ayudar a prevenir lesiones detectando de manera precoz posibles desviaciones, recomendar el calzado más adecuado y a su vez pueden ayudar al deportista lesionado a solucionar su problema si tiene un origen en un una alteración biomecánica.