Contenido
- 1 Errores típicos que hacemos con nuestro calzado.
- 1.1 Compras la misma talla de zapatos que hace 30 años
- 1.2 Caminas y mucho con zapatos que no son los correctos
- 1.3 Compras tus zapatillas de running según la marca o precio
- 1.4 Dedicar un día a «romper» los zapatos nuevos.
- 1.5 Sigues con los zapatos de la calle al llegar a casa
- 1.6 Todavía usas ese par de botas gastadas de la graduación
- 1.7 ¿Lo compartes?
Cada vez es más habitual que el Dress Code de una boda o evento pase por llevar zapatillas de deporte en el baile y permita a los invitados dejar en el guardarropa los incómodos zapatos de boda.
Pues imagínate que lleváramos mocasines de punta estrecha o zapatos de tacón en nuestro día a día. La elección de un calzado incorrecto puede provocarnos muchos problemas y dolores en los pies.
Nuestros pies tienen el gran trabajo de soportar nuestro peso corporal y el impacto de estar de pie, caminar, correr o deambular durante todo el día. Son partes complejas del cuerpo que constan de 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, tendones y ligamentos.
Cuando nuestros pies no reciben el cuidado que necesitan, puede aparecer problemas como ampollas, juanetes (protuberancias óseas donde los dedos gordos se conectan con los pies) o dedos en martillo (cuando los dedos de los pies se doblan permanentemente debido a la presión).
Errores típicos que hacemos con nuestro calzado.
Compras la misma talla de zapatos que hace 30 años
Aunque no lo creamos, los pies cambian con el tiempo. Con la edad, algunos ligamentos y tendones se aflojan un poco y por otra parte, al aumentar o reducir nuestro peso corporal, remodelamos sin querer nuestros pies para que puedan adaptarse a las nuevas condiciones. Todas las embarazadas saben que durante este estado es normal que cambien de tamaño de zapato.
Sin olvidarnos que algunas afecciones como los juanetes, dedos en martillo o la artritis reumatoide pueden hacer que las articulaciones se hinchen. O en el caso de la diabetes, que puede provocar cambios en el tamaño o la forma del pie debido al daño a los nervios.
Con todo lo dicho comprenderás que es conveniente medirnos los pies para ajustar la talla necesaria a la hora de comprarnos el calzado. Por mucho que nos empeñemos no vamos a utilizar toda la vida el mismo número de calzado.
Caminas y mucho con zapatos que no son los correctos
Por muy bien que queden los zapatos de tacón alto, no son los adecuados para andar el mínimo de 10,000 pasos al día, o para explorar una nueva ciudad en vacaciones o incluso para caminar por la oficina todo el día. El zapato debe coincidir con nuestra actividad, con un soporte correcto para el arco y suficiente amortiguación para una adecuada absorción de los impactos.
Eso significa que los tacones de vértigo están fuera del día a día ya que desplazan el peso hacia las puntas de los pies, ejercen demasiada presión sobre los músculos y las articulaciones y pueden causar dolor, junto con problemas como juanetes y dedos de martillo con el tiempo.
Por otro lado, los zapatos planos como las chanclas no ofrecen un buen soporte para el arco y para la absorción de impactos, por lo que también pueden causar dolor en el pie.
Compras tus zapatillas de running según la marca o precio
No deberíamos comprar las zapatillas de deporte en función de la última moda de Instagram. Elegir el calzado adecuado para la práctica de un deporte es un proceso estratégico.
Incluso comprar el mismo modelo de una marca durante toda la vida es un error, ya que el diseño del zapato puede haber cambiado de una manera que no te das cuenta.
A la hora de comprar unas zapatillas nuevas lo mejor es acudir a un podólogo especialista ya que no hay dos pares de pies iguales. Un estudio de la carrera permite al podólogo descubrir muchas cosas sobre nuestra forma de pisar y correr. Es un error muy común dejarse asesorar por el vendedor del centro comercial que no tiene ni la preparación ni el equipo necesario.
Y recuerda que debemos adquirir diferentes tipos de zapatillas según el tipo de deporte que realizamos. Las zapatillas de tenis o baloncesto están fabricadas teniendo en cuenta el soporte lateral debido a los movimientos de lado a lado de cada deporte. Las zapatillas para correr y caminar se hacen con el movimiento hacia adelante como prioridad. Usar unas zapatilla para correr para jugar al tenis, o viceversa, puede producir diferentes lesiones como esguinces.
Dedicar un día a «romper» los zapatos nuevos.
Es cierto que los zapatos de cuero o las botas de montaña, pueden estirarse después de comprarlos. Esto significa que necesitemos unos días haciendo presión hasta que nos calcen como un guante.
Sin embargo, no debemos apresurar el proceso con trucos caseros. No es una buena idea el usar calcetines muy gruesos el primer día para que se vayan ensanchando o utilizar un secador de pelo para que el calor los dilate.
Y menos aún debemos usar los zapatos durante horas para «superar el dolor». Si sabemos que el calzado es el correcto pero nos hace un poco de daño, lo mejor es usar el zapato poco a poco hasta que se afloje naturalmente.
Por ejemplo usándolos en casa o en breves paseos. En el mercado también podemos encontrar aerosoles o cremas destinadas a estirar los zapatos, o incluso preguntarle a un zapatero si pueden agregar un poco más de espacio para tus pies.
Sigues con los zapatos de la calle al llegar a casa
Andar descalzo al llegar a casa es muy beneficioso para nuestros pies. Sin olvidarnos de la gran cantidad de gérmenes que estamos esparciendo en el suelo de nuestra casa.
Sin embargo, en algunos casos, caminar descalzo sobre superficies como madera, baldosas o mármol ejerce demasiada tensión en las estructuras de los pies, causando o exacerbando el dolor con el tiempo.
Las almohadillas de grasa en la planta y los talones de los pies, ayudan a amortiguar el peso corporal, pero con el tiempo este relleno comienza a adelgazarse y se desgasta. Es en estos casos en los que ir descalzo demasiado tiempo puede generar algún dolor.
Pero se puede solucionar fácilmente usando unas zapatillas con plantillas de felpa o con alfombras de viscoelástica en los lugares que más frecuentamos.
Todavía usas ese par de botas gastadas de la graduación
Muchas personas solo tiran un par de zapatos cuando las suelas están desgastadas o su estado es lamentable. La realidad es que una vez que la suela se deteriora cambia el ángulo en el que el pie toca el suelo.
Esto puede causar dolor en los pies, las rodillas, las caderas y la espalda.
Si los zapatos se ven desgastados, deformados o tienen suelas con manchas anormalmente lisas, o incluso agujeros, esa es una clara señal de que es hora de deshacerse de ellos.
Los zapatos, como la ropa, son bastante personales. Las opciones correctas dependerán de tus niveles de actividad, tu altura, peso, si caminas o corres, de tu estilo de vida y mucho más.
Pero si con tu calzado experimentas algún tipo de dolor en el pie que persiste durante días, hace que sea imposible, o simplemente incómodo, caminar de una manera normal, es hora de ver a un podólogo para que lo evalúe.