Aunque no hay estadísticas oficiales y en los meses de buen tiempo se multiplican, se calcula que todas las semanas salen a correr aproximadamente cerca de tres millones de personas en toda España.
Un fenómeno social que por otra parte ha ocasionado que se multipliquen las lesiones de los españoles según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos que advierten que 4 de cada 5 corredores pisen mal.
Una pisada errónea que tiene un impacto decisivo a largo plazo en el resto del cuerpo, especialmente en numerosos músculos y huesos como las rodillas, caderas y espalda.
Y además debemos sumarle otro factor negativo que inciden directamente en el corredor, la popularidad de las plantillas confeccionadas en tiendas de calzado cuando alguien va a comprarse unas zapatillas y que no cuenta ni con la tecnología necesaria y la preparación profesional del vendedor.
El calzado deportivo no puede ser adquirido en base a modas u ofertas económicas. Debería ser elegido según las necesidades de cada corredor, ya que no hay dos corredores iguales. Cada persona que sale a correr presenta una frecuencia de actividad diferente, cambia la superficie del lugar, su experiencia deportiva, los kilómetros globales semanales, cambia su biomecánica, su antropometría, su historial de lesiones, la morfología de su pie…
Lo ideal es que el calzado deportivo fuese vendido por un especialista, el vendedor del centro comercial intenta encasillar a todos los corredores en categorías estándar, de pronadores, supinadores o neutros, sin mayores pretensiones y obviando las particularidades de cada corredor.
Y no estamos ante un problema menor, en la maratón de Madrid, de los atletas que se habían hecho un estudio de la pisada, un tercio lo había realizado en una tienda deportiva donde eran gratuitos si te compras unas zapatillas.
Unas plantillas o calzado deportivo erróneo, pueden generar en lesiones o al empeoramiento de las alteraciones ya existentes.
En centros comerciales se están realizando análisis de la marcha o estudios de la pisada realizados por personal comercial que no cuenta con los conocimientos adquiridos en base a una formación específica y acorde con las competencias legales otorgadas: es decir, solamente el podólogo y el médico tienen capacidad diagnóstica.