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Seguro que a muchos de vosotros os encanta disfrutar del deporte invernal por excelencia, el esquí. Y aunque por estas latitudes no tengamos pistas de esquí seguro que os encontrareis con muchos valencianos en cualquier estación de esquí.
Pues uno de los complementos más importantes para la práctica del esquí son, sin duda alguna, las botas. Las botas de esquiar no se pueden comprar ni alquilar a la ligera ya que cumplen varias funciones muy importantes, protegen a nuestros pies y articulaciones y transmiten el movimiento del cuerpo a los esquís.
Por eso debemos tener en cuenta varias consideraciones.
Una rigidez correcta según nuestras necesidades.
En primer lugar el índice de flexión de las botas que mide su grado de rigidez. La escala es muy sencilla, se mide en función de un índice flex y a menor índice flex son unas botas más flexibles y a mayor índice flex, mayor rigidez de la bota. Es decir, el índice flex cuantifica el esfuerzo necesario para doblar la bota hacia adelante.
El índice flex también lo marca nuestra altura, el peso y nuestro nivel de pericia sobre la nieve y en este caso debemos hacer caso a los expertos que nos aconsejan un flex inferior a 60 para los que se inician en este deporte, un índice flex entre 70 y 90 para los que tengan un buen nivel y un flex superior a 100 para los que realmente sean unos expertos con los esquís debido a que se supone que a mayor rigidez en la bota mejor controlaremos los esquís. El flex no está estandarizado, es solo orientativo y cambia entre hombres y mujeres o entre fabricantes de botas.
Una talla correcta.
Por si no lo sabías, las botas de esquiar rigen su tallaje según el sistema Mondo Point que mide la longitud del pie en centímetros. La talla idónea es la que no nos apriete en exceso pero tampoco sea tan grande que perdamos la necesaria sujeción.
Lo idóneo es que utilicemos un pedímetro para saber exactamente lo que mide en centímetros nuestros pies. No podemos fiarnos de tablas de conversión Mondo Point porque el tallaje de nuestros zapatos no siempre es el correcto y varía según el modelo o el fabricante.
Una talla de bota de esquiar incorrecta nos puede ocasionar una importante lesión o incluso, que nos caigamos al esquiar y que esto nos produzca una lesión aún peor. Lo de comprar o alquilar una bota tirando a grande o una talla más, es erróneo.
La elección de la horma.
En calzado y es lo mismo las botas de esquiar, hablamos de horma estrecha, media o ancha. Los límites de cada tipo de horna no están muy claros debido a que cada fabricante tiene unos números.
Se puede intentar conocer que horna necesitamos midiendo el ancho de nuestro pie desde el primer al quinto metatarsiano. Los fabricantes habitualmente establecen la horma de 100 mm de ancho como la media de referencia y todo lo que quede por encima o por debajo será ancho o estrecho respectivamente.
Botas a medida.
Hasta ahora hemos visto casos más o menos estándar, pero tenemos muchos pacientes que les encanta esquiar pero que tienen un morfología que no se adapta a una bota estándar o presentan determinadas patologías que les producen dolor al ponerse las botas o llevarlas durante horas.
En estos casos te recomendamos que acudas a un podólogo del Instituto Valenciano del Pie para que examine tu caso y pueda hacer llegar las recomendaciones necesarias al personal exporta en botas de esquiar de una tienda especializada.
En la actualidad es posible mecánicamente o por termoformado variar el ángulo lateral de la caña en función de nuestras necesidades. Es posible además ajustar el ángulo de ataque del flex, variar el emplazamiento de los ganchos o dientes de la caña o usar ganchos micrométricos. Y lo más importante, muchas botas pueden ser termoformadas con presión y calor para evitar fricciones en puntos dolorosos o superficies óseas prominentes como por ejemplo, los juanetes.
Uso de los calcetines.
Acuérdate de utilizar unos buenos calcetines de lanas o materiales sintéticos especializados para tener una mayor calidez y evitar que los pies se humedezcan. Mejor si los calcetines no presentan costuras y se ajustan bien sin que lleguen a presionar y dificulten la circulación.Unos calcetines que quedaran holgados podrían provocar la aparición de ampollas por el roce.
Si durante la práctica del esquí notas los pies húmedos lo mejor es cambiarte los calcetines, ya que esta humedad constante en los pues podría provocar la aparición de algún problemas en los pies. Antes de calzarte las botas debemos realizar un calentamiento previo de los pies y miembros inferiores. El pie dentro de la bota no puede realizar los mismos movimientos fisiológicos que acostumbra a realizar, por lo que deben estar preparados o el sobreesfuerzo realizado en la zona interior podrá derivar en sobrecargas o problemas musculares.
Uso y conservación de las botas.
Es conveniente que durante la práctica del esquí se reabrochen las botas de forma periódica. Las botas tienen que ajustarse bien y que no quede libre el pie en el interior de la bota, así evitamos las posibles rozaduras y torceduras. Una dura jornada de esquí con sus movimientos y vaivenes y el cambio de volumen del pie a lo largo del día hacen conveniente que vayamos reabrochando las botas según las necesidades.
Y un último consejo, no guardes las botas en el maletero del coche. Las botas se enfrían en exceso y esto podría afectar a la integridad de las botas, la salud de los pies y propiciar la aparición de lesiones.

