Nuestros pies son todo un milagro de la evolución, una herramienta casi perfecta formada por 26 huesos, 33 articulaciones y tendones, músculos y ligamentos. Una herramienta diseñada para caminar por casi cualquier terreno.
Administrar la salud y el bienestar de los niños es complicado para los padres, que a menudo lo pasan muy mal al no saber qué signos y síntomas son temporales y cuáles apuntan a preocupaciones más serias que afecten de forma importante a sus hijos.
Si bien muchos problemas pediátricos en los pies se resuelven con el crecimiento normal de los pequeños y el tiempo, hay otros signos bastante claros que pueden indicar a lo padres cuándo sus hijos necesitan ayuda de un podólogo.
Algunas veces al empezar a ver andar a los niños, alguno tiende a caminar con la punta de los pies hacia dentro. Esto es lo que en podología conocemos como intrarrotación.
Esta condición en los niños pequeños es relativamente común y puede darse en uno o ambos pies. Los niños con un problema de intrarrotación pueden realizar una vida totalmente normal y disfrutar con cualquier deporte o actividad física. No es una afección que vaya o pueda afectar a su crecimiento posterior. Lo único es que debemos estar atentos y ante cualquier síntoma de que la intrarrotación empeore deberemos acudir al podólogo.
Por otra parte, el pie plano infantil es uno de los mayores retos actuales de la podología pediátrica debido a su importante prevalencia ya que según algunos podólogos es una afección que sufren 4 de cada 10 niños. Es decir, casi la mitad tiene un componente de pie plano que se salga de la normalidad, aunque no quiere decir que en todos los casos se necesite de un tratamiento mediante plantillas.
Otro de los problemas más frecuentes en podología pediátrica son las alteraciones en la marcha por las puntas de los pies hacia dentro.
Los problemas más comunes del pie de los niños pueden variar desde el pie plano pediátrico, caminar con los dedos del pie, dedos del pie en arco hasta problemas tarsales o crecimiento óseo adicional. Si bien estas afecciones y sus tratamientos son diferentes, comparten algunos signos comunes que muestran a los padres que un podólogo debe abordar este problema:
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- Dolor, hinchazón y enrojecimiento que no disminuyen.
- Desarrollo de callos gruesos en un área del pie.
- Problemas con la forma en que camina su hijo (marcha)
- Espinillas o muslos que parecen girar hacia adentro
- Tobillos que son débiles o que se caen fácilmente los niños.
Verificar la salud de los pies de un niño durante un examen físico de rutina es tan importante como cualquier otra parte del examen médico. Los pediatras y los podólogos deben trabajar juntos para garantizar que estas afecciones no afecten el crecimiento y desarrollo general del niño.
Existe una variedad de opciones de tratamiento para estas afecciones que los padres pueden evaluar en colaboración con los podólogos.
Por ejemplo, una de las deformaciones congénitas más comunes en los niños es la clinodactilia, es una malformación consistente en la curvatura o desviación anómala y permanente de uno o más dedos del pie, aunque también se puede dar en los dedos de la mano.
Ya sea un enfoque menos invasivo, como modificaciones en los zapatos, dispositivos ortopédicos y fisioterapia, o intervenciones más intensivas, como aparatos ortopédicos o cirugía, el podólogo puede aconsejar a los padres sobre qué tratamiento ofrece el mejor pronóstico a largo plazo para los pequeños.
Si no hay ningún tipo de alteración manifiesta, la edad recomendable para visitar al podólogo por primera vez es entre los cuatro y los cinco años de edad, una franja de edad en la que ya se puede evidenciar cómo se ha constituido el pie.