Durante las vacaciones aumentamos nuestra actividad al aire libre, desde largos paseos por la orilla de la playa, a la práctica del senderismo e incluso algunos de nuestros pacientes aprovechan para realizar el Camino de Santiago.
Con todo lo anterior comprenderemos que en verano, los pies se convierten en los grandes protagonistas. Debemos cuidar nuestros pies durante todas las estaciones, pero en verano debemos extremar su cuidado.
Al calor y los rayos solares sumamos las caminatas y marchas que se salen de la normalidad del invierno, a la que hemos acostumbrado a nuestros pies y los someteos a esfuerzos poco habituales.
Si no se quiere tener ningún susto que te amargue las vacaciones, lo conveniente es acudir al podólogo antes que nada para realizar una puesta a punto de nuestros pies.
Una visita que es imprescindible si tenemos pensado realizar el Camino de Santiago. Recuerda que debes adaptar el recorrido a tus capacidades. Las etapas del Camino suelen estar marcadas y son de una media de 25 kilómetros por día, pero cada persona debe adaptar el recorrido a realizar según sus condiciones físicas. No debemos destrozar nuestros pies y nuestra salud recorriendo el primer día 25 kilómetros cuando llevamos todo el invierno casi sin movernos.
Lo idóneo es que nuestros podólogos te realicen un estudio biomecánico previo con un análisis detallado de la marcha, para observar si es normal o presenta algunas alteraciones susceptibles de modificarse o compensarse.
Los pies son una estructura vital que sostiene nuestro peso y que, a menudo, no reciben el suficiente cuidado. Si este verano nos decantamos por practicar senderismo debemos prepararlos. El podólogo nos avisará si detecta una alteración en la marcha que pueda producir una lesión de gran importancia. El uso de unas plantillas a medida puede ser la solución para compensar muchas de estas anomalías o alteraciones estructurales del aparato locomotor.
Ante cualquier duda la mejor opción es siempre acudir a un profesional podólogo y especialmente en el caso de presentar dolencias previas como exceso de sudoración, hongos o helomas.
Recomendaciones para cuidar los pies si vamos a hacer senderismo
- En primer lugar debemos elegir el calzado correcto. Prestando atención a la amortiguación de la suela que recibe los impactos, a la entresuela situada entre las suelas exterior e interior que debe absorber al máximo todo tipo de presiones, las almohadillas en la parte posterior-superior para proteger el tendón de Aquiles y la lengüeta, que debe ser acolchada para evitar roces que puedan afectar a los músculos extensores.
- Recuerda que no debemos estrenar el calzado el primer día, lo idóneo es entrenar con pequeños paseos con los zapatos nuevos.
- Los calcetines tampoco pueden ser nuevos y deben estar confeccionados con lana, el algodón, el hilo o tejidos técnicos de calidad. Estos materiales son transpirables evitando un exceso de sudoración.
- Igual de importante es cambiar los calcetines a diario, y mantenerlos siempre secos y frescos.
- Las uñas debemos cortarlas ajustándose a la forma de las mismas y sin dejar picos.
- Y después de las caminatas debemos prestar atención a nuestros pies, hay que hidratarlos correctamente con un producto tonificante especial para pies cansados y realizar una serie de masajes de recuperación aplicados sobre los pies.