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Con el paso del tiempo se ha perdido el hábito de caminar descalzos en nuestros hogares o en superficies seguras debido a que el calzado nos protege del impacto con el suelo, de dañarnos la piel, de la suciedad, del frío, etc. Pero caminar descalzos tiene numerosas ventajas.
Caminar descalzos estimula los músculos del pie.
Al hacerlo evitamos la presión que suele provocar el calzado y la humedad que se genera dentro del pie. Al ir descalzo estamos haciendo trabajar a los músculos que se encuentran anulados o atrofiados ante el uso del calzado. Y en el caso de las personas mayores, ir descalzo también puede ayudar a reducir o eliminar la tensión de los músculos del pie generada tras pasar varias horas sentados.
Caminar descalzos mejora la circulación sanguínea.
Debido a que los músculos entran en contacto con diferentes superficies como césped, tierra, etc.
Caminar descalzos ayuda a liberar el estrés.
El pie está lleno de terminaciones nerviosas y el contacto directo de nuestra planta del pie con el suelo ayuda a liberar el estrés, fortaleciendo el sistema nervioso. ¿Y esto, cómo es posible? Pues, aunque no lo parezca, tiene una base científica.
La Tierra tiene su propio campo de energía o frecuencia cómo descubrió en 1952 el físico alemán y profesor de la Universidad de Múnich, Winfried Schumann. Basó sus hipótesis en el hecho de que cuando una esfera se encuentra dentro de otra esfera, existe una tensión eléctrica.
Dado que la Tierra es una esfera cargada negativamente ubicada dentro de una ionosfera cargada positivamente, la tensión entre los dos debería crear una carga. Ahora es un hecho científicamente aceptado conocido como Resonancia Schumann. La frecuencia más baja, y al mismo tiempo la intensidad más alta, de la resonancia de Schumann se sitúa en aproximadamente en 7,83 Hz.
Otros científicos posteriores están estudiando cómo los electrones de la Tierra pueden tener una variedad de beneficios para la salud a nivel terapéutico, como reducir el estrés o mejorar los sistemas parasimpáticos (flujo sanguíneo, respiración, oxigenación de la sangre, frecuencia del pulso).
En los estudios se comprobó cómo caminando descalzos, la mayoría de las personas estudiadas informaron de mejoras importantes en las respuestas parasimpáticas en tan solo 30 minutos de paseo.
Una curiosidad, desde la década de 1960, hemos usado cada vez más zapatos con suela de caucho o plástico aislante, en lugar del cuero tradicional o material naturales. El uso de materiales aislantes en los zapatos fabricados después de la Segunda Guerra Mundial nos ha separado del campo de energía de la Tierra. A fines del siglo XIX, hubo un importante movimiento de regreso a la naturaleza en Alemania que reclamó los muchos beneficios para la salud de estar descalzo en el hogar y en aire libre, incluso en climas fríos como el alemán.
Parece ser que las evidencias demuestran que el contacto con la Tierra al estar descalzos puede ser una manera ambiental simple, natural y, sin embargo, efectiva contra el estrés. Los defensores de este contacto incluso van más allá y hablan de beneficios para la inflamación, el dolor, el sueño deficiente y muchos trastornos comunes de salud.
No siempre caminar descalzos es la mejor opción.
Debemos recordar tras lo leído que caminar descalzo en nuestra casa o en algunas superficies es positivo para nuestra salud podológica y el estrés. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay que proteger nuestros pies en superficies peligrosas por falta de higiene o elementos cortantes, o en espacios públicos, sobre todo, en instalaciones deportivas como gimnasios, vestuarios o piscinas.
En sitios públicos se recomienda utilizar chanchas para evitar el contagio de hongos, papilomas o cualquier infección que se contrae con el simple contacto.
El sentido común nos puede ahorrar muchos problemas posteriores.