Ya vamos calzados durante todo el día, lo mejor es ir descalzos tanto como sea posible y mucho más si hablamos de niños. Ir descalzos les ayuda a que sus pequeños pies se desarrollen mucho mejor, más fuertes, con un puente más elevado y un mejor aprovechamiento de las estructuras del pie.
Cada uno de nuestros pies tiene 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 tendones, músculos y ligamentos. Esto convierte a nuestros pies en una verdadera obra maestra de biomecánica perfectamente adaptados para caminar por casi cualquier superficie.
¿Pero, descalzos, incluso en invierno? ¿Qué se van a resfriar por ello? No, tranquilos, no se van a resfriar.
Debemos recordar que los resfriados no entran por los pies y no existe ningún estudio que demuestre que el enfriamiento de los pies sea causa directa de un resfriado.
En el 2005 un equipo de investigadores analizó la relación directa del enfriamiento de pies con el resfriado y determinaron que este motivo no es una causa directa de la enfermedad.
Lo que sí que es cierto es que este enfriamiento produce una constricción de los vasos sanguíneos de las fosas nasales, algo que puede reducir la capacidad inmunológica en el tracto respiratorio superior, que es por donde realmente nos contagiamos de esta enfermedad.
El resfriado es frecuente en los meses de frío porque es cuando se produce la mayor circulación de los virus que se transmiten por las vías aéreas altas.
Por ejemplo, en verano que solemos estar descalzos durante largos periodos apenas hay resfriados.
Las puertas de entrada de los virus son las mucosas de fosas nasales y garganta, no nuestros pies. El frío en los pies no nos hace enfermar, lo único es que el frío puede hacer que perdamos capacidad para que nuestra mucosa nos proteja de las enfermedades.
Por ejemplo, en un ambiente donde siempre hiciera frío y camináramos siempre descalzos pero no hubiera virus, nunca nos resfriaríamos.
Existen muchas medidas más eficaces que no ir descalzos para protegernos de los resfriados, como mantener una higiene frecuente como el lavado de manos.
Y siempre podemos recurrir a los calcetines. Unos buenos calcetines de fibras naturales como la lana, el hilo o el algodón nos aíslan del frío y nos permiten ir descalzos, incluso en invierno.