
En verano son habituales las llamadas olas de calor con altas temperaturas y un calor sofocante durante todo el día. La subida del termómetro afecta a todo nuestro organismo y nuestros pies, no son ajenos a estas subidas.
Generalmente recurrimos al remedio de utilizar calzado abierto y no siempre de la mejor manera, de ahí la mala costumbre de las chanclas para todo y por otra parte, este tipo de calzado permite una mayor exposición a los rayos solares y muy poca gente tiene la precaución de utilizar protector solar incluso al moverse por la ciudad.
6 formas en las que el calor afecta a nuestros pies
- Mediante enfermedades cutáneas por la acción del sol.
Al igual que en cualquier otra parte del cuerpo, el sol puede afectar negativamente a la piel de nuestros pies y tenemos la mala costumbre de no protegerlos adecuadamente. Debemos hacer hincapié en proteger la zona del empeine, el sol incide directamente e incluso la zona plantar, puesto que puede quemarse igualmente.
- Con resbalones y cortes.
Con el calor pasamos muchas horas descalzos y no siempre en los mejores lugares, con el riesgo que esto supone de resbalones en superficies mojadas y cortes con elementos extraños que pueden estar en el suelo.
- Con exceso de sudoración.
Con las altas temperaturas nuestros pies experimentan un exceso de sudoración o hiperhidrosis. Esto es debido a que, con el calor, nuestro cuerpo regula la temperatura del organismo mediante la transpiración, que es liberar líquidos ricos en sales a través de las glándulas sudoríparas. Y en nuestros pies tenemos más de 250.000 glándulas.
- Con la hinchazón de los pies.
Debido a las altas temperaturas, los vasos sanguíneos se dilatan y se reduce la elasticidad de sus paredes, por lo que se reduce el bombeo de sangre desde las extremidades hasta el corazón, provocando así la típica hinchazón en los pies y piernas.
- Apareciendo grietas en los talones.
La combinación de calor y calzado abierto puede llegar a provocar la aparición de grietas en el talón por el aumento de la sequedad. Un efecto indeseado que podemos solucionar con el uso diario de cremas hidratantes.
- Haciendo que usemos un calzado incorrecto.
Cuando el calor aprieta es fácil caer en el error y utilizar el calzado incorrecto, por ejemplo, usar chanclas fuera de la zona de playa o piscina o un calzado cerrado en la ciudad. Cuando combinamos calzado cerrado, calor y demasiado ajustado podemos dejas la puerta abierta a ampollas, rozaduras… etc. También se pueden originar por la fricción entre el pie y los zapatos, especialmente si hemos dejado de utilizar calcetines y ponemos en contacto los pies con las superficies más rígidos de los zapatos.
Prepárate para la vuelta, acude al podólogo para una puesta a punto de tus pies y recuerda, que el calor es un factor que afecta a nuestro organismo, en general, y a nuestros pies, en particular.